Mucho se ha escrito y hablado sobre el amor, des de tiempos remotos al actual. Des de perspectivas distintas y diferentes concepciones sobre el mundo el amor es un aspecto central en cada persona que mantenga viva su humanidad. La pregunta que nos formulamos es el por qué. Lo primero que hay que hacer es diferenciar el amor del deseo y el impulso sexual. Muchas veces van unidos, algo que es maravilloso cuando se conocen los misterios del amor y el Eros, tal y como hemos comentado en otros artículos. Tal y como lo han descrito algunos poetas el amor es activo y silencioso a la vez, a diferencia del “amor” que se ve hoy en día, incluso en ambientes espirituales, donde se exhibe en amor, se reprocha o se acompaña de grandes manifestaciones emocionales exageradas pero no necesariamente se acompaña de actos de amor. Sin embargo, el amor, que se proyecta en el corazón, es como un testigo de otros sentimientos, de pensamiento y actos.
El Amor en las tradiciones espirituales es el “cohesionador” de todo lo que existe. Sin amor, la tendencia es a separar, disgregar, aun estando “juntos”. Se dice que es el “Amor Universal” el que da cohesión a las células, a los átomos entre sí, para que la materia y los cuerpos se mantengan cohesionados.
En el tantrismo se describe el amor como “activo” o Amor Activo. Este Amor Activo es una forma de amar que te pone “en resonancia” con el Amor Universal o su fuente. ¿Pero de qué se trata el Amor Activo? Básicamente de tres componentes debidamente entendidos y aplicados, un amor: que se manifiesta de forma activa, incondicional y sin demoras.

Esto implica que nuestro sentimiento de amor es manifestado, (y no sólo o no necesariamente expresado con palabras o arrebatos emocionales) es decir actuamos de acuerdo con nuestro sentimiento de amor, por ejemplo, perdonando, haciendo un regado, ofreciendo un masaje, entre otros, incluso en momentos más difíciles de tensión emocional o simple pereza. El segundo aspecto “incondicional” implica un intenso autoconocimiento para ir eliminando gradualmente las expectativas que tenemos cuando manifestamos nuestro amor, es entonces cuando somos libres. Los iniciados conocemos muy bien por experiencia propia que cuando se ama de forma libre, es decir manifestada e incondicional, ya tenemos la “recompensa” y siempre se devuelve el amor que manifiestas de forma incondicional, a veces multiplicado, aunque sea por una persona o una forma que no esperas.
Por supuesto si estas muy apegado a una persona que esperar que “te devuelva” no estas atento a lo que el universo que ofrece a veces varias veces y pasa delante de ti mientras sigues esperando esa “recompensa” de tu acto de amor. Hay que entender o intuir que el Amor es muy “juguetón” en este aspecto precisamente porque es un gran maestro. Por último, el tercer componente, “sin demoras”. Esto significa manifestar el amor cuando el “corazón” o el propio sentimiento de amor te inspira a ello: dar un beso, perdonar, hacer un regalo, ¡en ese mismo momento! Ya que, si se demora, la mente y el proceso mental se activan y se pierde la incondicionalidad y por lo tanto la libertad del amor activo. Por ejemplo, me enfado con mi pareja o padre, en ese momento el corazón me inspira a perdonar y restablecer la comunicación, ¡hazlo en ese momento! Ya que si no es así la mente entra con sus comentarios “es que mira que me ha hecho” “es que no lo merece”, y entonces, aunque intentes perdonar o restablecer la comunicación se hace de forma contaminada por los pensamientos y emocionales del mental (inferior) y no con la frescura y pureza de un acto echo de corazón: manifestado, incondicional y sin demora, que puede obrar fácilmente milagros, incluso en las situaciones aparentemente imposibles o muy difíciles.